sábado, 18 de febrero de 2012

Gepetto en la Feria de Artesanos 2011

Entre otras alternativas, desde “Sueño de Barrilete”, además de cubrir necesidades básicas, aspectos inherentes a lo educativo, pedagógico, psicopedagógico, actividades recreativas, culturales, entre otras, desarrollamos talleres para adolescentes a partir de los 14 años, y ellos son: Boletín “El Ombú” y Taller de confección de juegos didácticos y juguetes en madera, “Gepetto”.

La importancia del fenómeno sociocultural que representa el cooperativismo en todas sus formas, y principalmente su trascendencia como uno de los medios más eficaces para perfeccionar y democratizar los procesos económicos, basados en el esfuerzo personal y la ayuda mutua de los integrantes del grupo, es quizás, una de las formas de inclusión social con la que nos sentimos más consustanciados.

Las cooperativas se cimientan en los valores de ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad. Continuando la práctica de sus fundadores, los miembros de las cooperativas creen en los valores éticos de honestidad, transparencia, responsabilidad social y preocupación por los demás.

Preceptos estos con los cuales comulgamos y procuramos en cada una de las actividades diarias, pero muy particularmente en los talleres Gepetto y El Ombú, transmitir y propiciar como  forma de convivencia en sociedad.



En la actualidad debemos considerar a aquellos adolescentes y jóvenes que se encuentran apáticos frente a su futuro social y laboral, debido a diferentes motivos, entre los que mencionamos el problema económico que atraviesan grupos familiares excluidos del mercado laboral y en consecuencia del consumo.

Consideramos que tienen derecho a oportunidades diferentes, motivo por el cual se pensó en el presente proyecto, a través del cual se ofrece a adolescentes y jóvenes vinculados directa o indirectamente con nuestra institución, una capacitación focalizada en la confección de juegos didácticos para ser luego destinados a cambio de un beneficio económico acorde a los objetivos del proyecto, a  Jardines de Infantes, Maternales, comercios del rubro, particulares, etc.


 





Operadores de Calle - Función y metología

“SUEÑO DE BARRILETE”

El Programa Municipal “Sueño de Barrilete”, tiene en su metodología de abordaje, una continuidad en lo que a su esencia preventiva con relación al trabajo infantil se viene desarrollando desde 1994, con la adecuación correspondiente al marco de la Ley 13.298, y que ya ha tenido su prueba piloto desde junio de 2008, con la incorporación del proyecto “Pequeños Sueños”.

  
Uno de nuestros recursos

  
OPERADORES DE CALLE

FUNDAMENTACION


Operadores de Calle tiene como objeto de intervención al niño que trabaja, su familia y la estructura de redes sociales y comunitarias en las que se constituyen.

Conceptualizamos el trabajo infantil como toda actividad económica o estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niños y niñas que no tienen edad mínima de admisión al empleo o trabajo.

La posición que adoptamos ante el trabajo infantil es de prevención y erradicación; sosteniendo que perpetúa el círculo de la pobreza, perjudica, obstaculiza e impide el desarrollo físico, mental, espiritual y social del niño que lo realiza.
El trabajo infantil es el efecto último de un proceso histórico-social y económico por el cual una situación o la vida de una persona son de una determinada manera y no de otra.
El niño con el que nos contactamos tiene una historia y es parte de una familia. Consideramos por familia al conjunto de individuos que tienen entre sí relaciones de origen y semejanza. Se trata de un campo de fuerzas destinado a instituir ciertos comportamientos, sistema de creencias, representaciones y lógica de sentido. Incluye la convivencia cotidiana, expresado en la idea de hogar y techo, una economía compartida, una domesticidad colectiva y el sustento cotidiano.

Toda familia es producto del modelo político, económico y cultural de una sociedad, sea este el Estado Benefactor de los '40 o el proyecto neoliberal de los '90.
En la actualidad, la participación en las estructuras productivas representa la condición para una integración tanto al sistema de producción material de la sociedad como a la red de contención.

Las familias de las que nos ocupamos no tienen acceso a los medios por los cuales una persona logra reproducir la existencia en el plano económico.
Y el debilitamiento de las alternativas comunitarias y sociales, producto de este mismo proceso de ajustes, tampoco pudo contenerlas.

La desafiliación a la estructura laboral por parte de los mayores constituye el factor desencadenante de la desestructuración familiar, recurriendo sus miembros a la cultura de la urgencia, poniendo en marcha un conjunto de recursos y estrategias orientados a la supervivencia. En estas condiciones los hijos adquieren funciones diferentes a las esperadas, ya que pasan a ser una "posibilidad" de subsistencia.

Respecto a la red social en la que se inscribe la familia, también se desdibujó su lugar de anclaje y de protección.

Por otra parte, desde los últimos años, se visualiza una tendencia a recuperar la participación barrial por medio de propuestas y espacios recreativos, culturales y formativos, orientados a niños y jóvenes. Siendo las mismas llevadas a cabo tanto por vecinos como por instituciones del estado.


OBJETIVO GENERAL

ü Protección integral del niño restituyéndolo a su lugar de pertenencia, tendiendo a recuperar las tramas vinculares y las matrices culturales, asumiendo críticamente el contexto social en el que se ve inmerso.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

ü Reconocimiento de las reales y distintas matrices familiares y afectivas, fundantes de la identidad del niño, para la reinserción del mismo con una postura libre de prejuicios.

ü Propiciar las condiciones para efectuar situaciones grupales auténticas donde se puedan captar las expectativas, historia de vida, valores, etc., a través de la real participación del niño.

ü Tratar de propiciar situaciones en las cuales se comprometa a la sociedad como herramienta preventiva del niño, y respetando a la familia como producto marginal de la misma.

ü Generar la acción participativa de la comunidad como agente transformador de esta realidad, recuperando las tradiciones de los sectores populares como materia creativa de contención de los chicos.

METAS

Cubrir todos los espacios posibles de la ciudad, donde se constate o denuncie trabajo infantil.

Lograr que cualquier persona que tome conocimiento de una situación de trabajo infantil, demande la intervención del grupo de Operadores de Calle.

ACTIVIDADES

  
Establecer coordinaciones periódicas con todos los servicios de Niñez, y con otros dentro y fuera de la Municipalidad (se debe tener presente que el accionar pierde eficacia y se esteriliza sino se lo apoya con otros recursos existentes).
 
              Difundir a través de todos los medios posibles, los objetivos y metodologías del trabajo, para captar el interés social de la comunidad en la problemática, posibilitando que ésta presente alternativas concretas, o denunciando situaciones en la que los derechos de los niños sean violados o vulnerados.

RECURSOS HUMANOS

   Ø (6) Operadores de calle

   Ø (1) Trabajadora Social

   Ø (1) Psicóloga

   Ø (1) Coordinador


METODOLOGÍA

Los Operadores trabajan en grupo (paradas) conformadas por dos o tres perso­nas, supervisadas por el Equipo Técnico del Programa. El acercamiento se produce por etapas:

ü Conocer los barrios y los lugares que frecuentan los chicos en situación de trabajo infantil en la zona céntrica, los líderes del mismo, las instituciones, los amigos de los chicos, los horarios en que hay mayor movimiento de niños, los lugares de concentración. Se trata de un conocimiento sin intervención por parte del Operador, es decir trabajar con el entorno antes de entablar un contacto directo con los chicos.

ü El segundo paso en el abordaje es el acercamiento, o sea la elaboración y puesta en práctica de estrategias para penetrar en el mundo de los niños. Para ello el Operador tendrá que poner límites y respetarlos (en ambos sentidos), hacia el chico respetando su identidad, y hacia él mismo, ubicándose en su rol.

ü Una tercera etapa será lograr un contacto natural con el grupo. Para lograrlo es necesario respetar los tiempos y la intimidad del chico.

ü Una cuarta etapa en el acercamiento, consiste en la entrada al grupo, para lo cual no deberá emitir juicios acerca de su problemática.

ü La última etapa está relacionada directamente con la intervención en la búsqueda de respuestas a las distintas problemáticas que surgieran del relacionamiento con los chicos.

En el caso de aquel niño que no tuviera contención por parte de su familia de origen en algún momento del día, se verá la posibilidad, como recurso último, y transitorio, de que concurra al Centro de Día, en forma voluntaria y con el consentimiento de sus padres o adultos responsables, estando su estadía encuadrada previamente por el Operador.
Para aquellos chicos en estado de abandono total, y habiendo agotado todas las instancias para que puedan permanecer con su familia nuclear o extensa, el Equipo Técnico del Programa evaluará la presentación del caso ante los Servicios Locales de Protección de Derechos.

PLAZOS DEL ABORDAJE

Independientemente de las particularidades de cada caso, en donde influyen, entre otros aspectos: las peculiaridades del niño y el posicionamiento por parte de los adultos (operadores de calle, quienes deberán tener siempre presente las características de la función), los plazos entre el contacto primario y el abordaje específico de las causas que motivan la condición de calle, debe ser dinámico, considerando el objetivo de reintegrar al niño a su lugar de pertenencia, o procurar un espacio de contención, apropiado a la particular situación de cada niño.

LOCALIZACION

El ámbito a cubrir es la zona urbana y suburbana de Bahía Blanca. Físicamente se tendrá como sede la casa de calle Pueyrredón 157 o la que se determine estratégicamente.

EVALUACIÓN

Los Operadores deberán cronificar su trabajo. Sistematizarán la información a través de planillas, donde se volcarán los datos relevantes de su trabajo y el seguimiento de cada caso en particular.

Semanalmente cada grupo de parada, tendrá una reunión evaluativa para elaborar futuras estrategias. Mensualmente se efectuará una reunión de todos los grupos de parada para evaluación y capacitación. En ambos casos, con el Equipo Técnico y Coordinador.

  
CARACTERÍSTICAS DEL OPERADOR DE CALLE

  •  Capacidad para relacionarse con los niños y lograr un buen rapport.
  •  Paciencia, ser objetivo, saber identificarse con el chico sin perder la individualidad.
  • Ser cauteloso, no involucrarse con ciertos aspectos no inherentes al trabajo.
  • No discriminar, ser libre de prejuicios. No transculturizar.
  •  Ser observador. Participación activa. Saber escuchar. Posibilidad de advertir al compañero ante situaciones de "pegoteo".
  •  Amplitud para trabajar en equipo, flexibilidad.
  •  Tener conciencia de sus posibilidades, recursos y limitaciones ante la problemática del chico.
  •  Debe tener iniciativa, siempre dependiendo del contexto.
  •  No ser invasor, no discriminar pero sí discriminarse.

  
REGLAMENTO DEL OPERADOR DE CALLE


FUNCIONES DEL OPERADOR DE CALLE

Con el objetivo de especificar más particularmente algunos aspectos inherentes al desarrollo de la función de operadores de calle, en esta nueva instancia, destacaremos algunos puntos sobre la base del proyecto original de operadores, el cual será el marco de referencia, desde sus objetivos (generales y específicos) como en su metodología.

LIMITE DE EDAD DE OPERADORES

Considerando la experiencia obtenida en los dieciocho años que operadores de calle tiene como subprograma de Casa del Menor en la Calle, evaluamos como factible las edades comprendidas entre los 21 y los 35 años, para formar parte del plantel de operadores de calle.


OBJETIVOS ESPECIFICOS RESPECTO DE LOS OPERADORES DE CALLE



       1- Contactarse con niños en condición de trabajo infantil, acompañados en determinadas circunstancias si así lo requiriera el abordaje, por el Equipo Técnico a cargo.

      2- Efectuar el contacto con las diferentes familias e instituciones de referencia, de cada uno de los niños abordados.

3- Reconocer las alternativas barriales y comunitarias, a fin de considerarlas como un posible recurso de contención para los chicos abordados. Agotadas las mismas, evaluará el Equipos Técnico y el Coordinador del Programa, la necesidad y posibilidad de incorporar al niño, a algunos de los centros de contención municipales (Centros de Día; Casas del Niño; guarderías; etc.)

4- Atender activamente la demanda recibida desde la comunidad, llevando un registro detallado de los mismos.

      5- Adecuar los horarios de trabajo, particularmente atendiendo a la verdadera necesidad del servicio, previa aprobación por parte de Coordinación.

      6- Cada equipo de operadores, deberá tener diariamente un plan de trabajo acerca de horarios, actividades y visitas diagramadas, las que deberán constar en las respectivas planillas habilitadas para tal fin.

     7- Cronificar y sistematizar la información obtenida, a través del sistema de planilla (ver copia adjunta), actualizando la información según sea el seguimiento.

8- Preservar la identidad de los niños y la información obtenida de la problemática familiar, reservándola para el ámbito laboral.

 9- Participar de encuentros semanales bajo la supervisión del Coordinador y Equipo Técnico, con el objetivo de presentar los abordajes actualizados y evaluar en forma conjunta, la continuidad de cada caso en particular (este punto, sujeto a criterio de trabajo por parte del Equipo Técnico).

10- Prestar disponibilidad a las orientaciones y sugerencias recibidas, por parte del Equipo Técnico.

NOTA GENERAL

Es importante dejar constancia que toda la información que los operadores de calle obtengan a través del contacto con chicos en situación de trabajo infantil (datos filiatorios; problemática familiar; etc.), no podrá ser divulgada y/o utilizada con fines personales, fuera del espacio de supervisión establecido por el Programa “Sueño de Barrilete”, ni aún después de haber cesado en la función.

SEGURO Y MOVILIDAD

El equipo de Operadores de Calle, deberá contar con la correspondiente cobertura de un Seguro de riesgo de trabajo.

 Para su movilidad, se les deberá proveer del recurso de carga de la tarjeta magnética correspondiente. Quedan por este medio notificados, que para su traslado personal por la tarea especifica, deberán movilizarse a través de transporte público de pasajeros, a pié o en vehículo oficial si la intervención así lo requiere.

  
GUARDIA PASIVA SEMANAL

Por otra parte, los operadores reservarán diariamente una (1) hora del total a cumplir, cuando el equipo de trabajo al cual pertenece, se encuentre de guardia pasiva semanal, con el objetivo de responder y atender denuncias recibidas por parte de la Guardia de Emergencia de Niñez, que específicamente involucre a chicos en situación de calle. Quienes se encuentren de guardia, contarán con el recurso de un teléfono celular.

 Para este aspecto, estará a disposición el Equipo Técnico y Coordinador, quienes deberán guiar la intervención o acompañar en la misma, según el caso lo amerite.

Los operadores deberán informar periódicamente al Coordinador del Programa, quiénes estarán de guardia cada semana, dejando constancia en la Planilla de Movimiento Diario.

Los Operadores deberán dejar constancia diaria, y en las planillas habilitadas para tal fin, el horario de trabajo individual, y en las que quedará reflejado todo el movimiento. En aquellos casos que por enfermedad, exija la ausencia del trabajo, deberá ser justificado con el correspondiente certificado médico.

REVISTA AEROPOSTA

Entrevista a ELMO H. FANTINO - Coordinador de "Sueño de Barrilete"



* Nos podría brindar una breve descripción sobre la historia de la institución (quiénes la fundaron, hace cuánto, quiénes la integran hoy, su sede, objetivos y fines de la misma).

Cuando hablamos de chicos atravesados por la problemática del trabajo infantil, chicos en situación de calle en el contexto de la provincia de Buenos Aires, ineludiblemente hay dos Programas que aparecen como referentes en la historia de los últimos 30 años, en lo que a la temática que nos convoca se refiere. Y no por esto las únicas en la actualidad.

La pionera se encuentra en el Gran Buenos Aires, Avellaneda precisamente y se trata ni más ni menos que la ONG PELOTA DE TRAPO, fundada por Alberto Morlachetti.

Y hace 26 años, en Bahía Blanca nacía CASA DEL MENOR EN LA CALLE (hoy) SUEÑO DE BARRILETE, la segunda utopía, y con el objetivo de establecer un puente entre la pobreza, la exclusión, generadora de “chicos sin juguetes”, y una sociedad que debe generar los anticuerpos a partir de asumirlos como propios, y no como un sobre relieve de la acuarela urbana.

Y hablo de utopía como ideal, como SUEÑO DE BARRILETE, majestuoso, imponente allá en lo alto, artesanalmente construido, pensado. Y abajo, deseado y finalmente disfrutado por ese niño al que se le ha brindado la oportunidad de vivir.

Lo que no es poco: OPORTUNIDAD DE VIVIR.

Quienes fueron los mentores de este SUEÑO, si bien tuvieron como fuente de inspiración a la vieja PELOTA DE TRAPO, tuvieron la osadía, la valentía de pensar un proyecto que rompía a mediados de la década del ’80, con la metodología de la “desaparición”. Y hago referencia al término DESAPARICIÓN literalmente según lo que la Real Academia Española define: Hecho de dejar de estar presente una persona, animal o cosa en un lugar.

Si retomamos la definición de DESAPARICIÓN, que coincidentemente  formó parte de la metodología llevada a cabo por la dictadura militar, y para un país como el nuestro, “crisol de razas” (habremos escuchado esta frase alguna vez), no hay peor cosa que acostumbrarnos a que en nuestra geografía haya DESAPARECIDOS y SOBREVIVIENTES. Este juego de palabras que nos duele o que al menos debería dolernos, por lo que históricamente representan, para muchos son simplemente eso, palabras que pertenecen a nuestro vocablo castellano.

Para aquellos que pensaron SUEÑO DE BARRILETE en 1985, como les decía, y los que tuvimos el honor de continuar su obra, partieron de la premisa que la metodología del ocultamiento, del encierro, de la desaparición (tomando en cuenta la Ley de Patronato que por entonces regía los destinos de “niños pobres” en la Provincia de Buenos Aires) debía desterrarse como ideología para el abordaje de la problemática de chicos en situación de calle, de trabajo infantil. Debíamos hacer visible lo que otros se empeñaban en ocultar.

Para esto, el rol protagónico debía ser del niño y su familia, indefectiblemente. Y desde entonces nuestra metodología de trabajo fue y es netamente inclusiva. No podíamos ni debíamos erigirnos ya como jueces ante esa pequeña historia de vida, sino como PUENTE.

Por entonces la modalidad de trabajo giraba en torno a un Centro de Día, el cual estaba abierto los 365 días del año en el horario de 6:00 a 22:00 hs., y a través del cual los aproximadamente 30 chicos que allí concurrían en forma voluntaria, recibían atención en algunas necesidades básicas (alimentación, higiene personal, atención médica, recreación, diferentes talleres, etc.). Funcionábamos en una dependencia del Hospital Leónidas Lucero, específicamente sobre calle Bravard; la particularidad era que la provisión diaria de los alimentos tanto para el almuerzo como la cena, nos la proveía la cocina del mismo hospital y la comida por ende, era la misma que estaba en el menú de cada día para las personas internadas en dicho nosocomio.

La captación de los chicos en situación de calle, era generada por aquellos niños que participaban del Programa, quienes transmitían sus vivencias generando expectativas a otros pares, invitándolos a participar también de la experiencia.

Hasta principios de la década del ’90, las modalidades visualizadas de trabajo infantil en nuestra ciudad, tenían tres (3) formas principales: lustra botas – venta de diarios (canillitas) y mendicidad.

En sus inicios el plantel estaba compuesto por el Equipo Técnico (dos Trabajadoras Sociales, una Psicóloga y un Coordinador) y cuatro referentes adultos a cargo de la atención directa de los niños.

Con el correr del tiempo y las vivencias más las necesidades que fueron apareciendo, se fueron dando variables en la metodología de trabajo. Tal es así que en el año ’94 se produce la primera reforma importante dentro del Programa, incorporando la figura y la metodología del Operador de Calle como columna vertebral del mismo.


Ya desde el año ’89 nuestra sede está en calle Pueyrredón 157, donde a su vez funciona el Centro de Día y al que asisten diariamente de lunes a viernes 45 chicos entre los seis (6) y los dieciocho (18) años en horarios contrarios a la concurrencia  escolar y de acuerdo al nivel educativo en que cada uno se encuentra.

* ¿Cómo se sostiene hoy?

“Sueño de Barrilete” es una dependencia Municipal, por ende presupuestariamente y en lo que concierne al sustento económico general, sueldos del personal y los gastos para la atención y la cobertura de cada una de las necesidades, está bajo la responsabilidad de la Municipalidad, y un porcentaje menor pero que representa una ayuda significativa para varias de las actividades que desarrollamos particularmente en el Centro de Día, proviene de diez Becas de Provincia. Técnicamente dependemos de la Subsecretaría de Niñez; Adolescencia y Familia.

* ¿A quiénes está dirigido su trabajo? ¿Cómo es el trabajo en el centro de día?

La conceptualización que la COPRETI (Comisión Provincial de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil) nos acerca sobre el trabajo Infantil, objetivo de nuestro abordaje, hace referencia a aquellas actividades económicas y/o estrategias de supervivencia, con o sin finalidad de lucro, remuneradas o no, realizadas por niñas y niños por debajo de la edad mínima de admisión al empleo establecida en cada país, independientemente de su condición ocupacional.

Dentro de las modalidades de trabajo infantil que desde Sueño de Barrilete abordamos a partir del trabajo de los Operadores de Calle, tenemos mendicidad, recolección de basura para posterior reciclado y aprovechamiento, cartoneo, lavado de coches, limpia vidrios, venta ambulante de diversos productos, participación en espectáculos callejeros,  trabajo en mercados, entre otros.

Obviamente la tarea que se despliega a partir del contacto con un niño en situación de calle, involucra a diferentes referentes en la vida del mismo, directos o indirectos. Es decir, desde la propia familia, escuela, clubes barriales, salas médicas, etc. y con el principal objetivo que es precisamente el de ofrecer alternativas que permitan modificar, suplantar la condición de trabajo infantil por actividades que favorezcan su inclusión.

En el año 2008, y a partir de la implementación el año anterior, de la Ley 13298 de Promoción y Protección de Derechos del niño, adolescentes y jóvenes que plantea la corresponsabilidad como una de las herramientas que posiciona a la sociedad organizada en su conjunto y en la que cada uno tiene no solo la posibilidad sino la obligación de hacer su aporte en la dirección de contrarrestar la situación de vulneración de derechos en la que se halla un niño/a, sentimos que debíamos estrechar fuertemente vínculos con la institución Escuela. Al respecto, creemos que la escuela no sólo debe cumplir con su función educativa formal dentro de un horario pre establecido para el logro de su objetivo, sino que debe cumplir con un fin social más amplio, contenedor para con aquellos niños que hoy están dentro de sus aulas como para con aquellos adolescentes y jóvenes que han pasado su niñez por las mismas.

Debe ser un espacio ampliamente aprovechado para trabajos de grupo, charlas, capacitaciones, para expresiones culturales, artísticas  a través de las cuales se genere un sentido de pertenencia hacia la escuela. Con esto no queremos decir que las docentes deban ampliar su espectro de trabajo específico, sino que aquí es donde consideramos que diferentes efectores y más aún pertenecientes al Estado (Municipal como es nuestro caso), debemos acercarnos y hacer un aporte complementario, acorde a la función y a los objetivos institucionales.

Esto fue, de alguna manera, la idea impulsora para comenzar a incursionar dentro de las aulas y teniendo como base del trabajo, los Derechos del Niño.

Y el terreno y el tiempo propicio nos ubicó desarrollando la prueba piloto en la Escuela N° 37 y en la cual nos fortalecimos durante tres años. Esta maravillosa experiencia fue en cierta forma contagiosa, sumándose para el período escolar 2009/2010, la Escuela N° 52. En ambos establecimientos, sinceramente nos hicieron sentir como en nuestra propia casa.

El nivel de apertura, de colaboración y participación por parte de directivos, equipos técnicos y docentes en ambas escuelas permitió coronar el proceso de comunicación y participación con los niños.

Actualmente y con la misma receptividad, la experiencia la estamos llevando a cabo en la Escuela N° 48, y pensamos acompañar el proceso de integración entre los niños que asisten en Sala de 5 del Jardín 949 y la misma Escuela (para quiénes no conocen, ambos establecimientos se encuentra uno al lado del otro), realizando algunos talleres con los más pequeños.

Es para destacar que las clases-taller se llevan a cabo en todos los cursos en ambos turnos de cada escuela, siendo adaptadas al año correspondiente, considerando las edades de los niños, obviamente. Esto implica a los operadores un trabajo artesanal previo importante, dado que en dichas clases, pretendemos que los chicos participen activamente y para esto, lo que implique además de la palabra elementos desde lo lúdico, lo artístico, actividades plásticas, es maravillosamente recepcionado por ellos.

En el Centro de Día de calle Pueyrredón, entre todas las actividades como la de apoyo escolar, tenemos como objetivo despertar en los chicos todo su potencial expresivo. Para esto, los Referentes Adultos utilizan diferentes herramientas por medio de talleres adecuados y adaptados a las necesidades de los chicos y de acuerdo a sus edades.

Continuando con este contexto cultural, de educación no formal, pero que apunta a descubrir en los propios chicos toda la capacidad creativa, de investigación y reflexión, desde el año 2004 el Boletín EL OMBÚ, otra de las alternativas que ofrecemos a adolescentes y jóvenes, llega a más de 50 escuelas, hogares de ancianos, bibliotecas populares, instituciones que abarcan distintos enfoques metodológicos con niños en situación de vulnerabilidad y público en general.

Al respecto de EL OMBÚ, estamos buscando empresas que  apadrinen a cambio de publicidad nuestras ediciones, permitiéndonos de esta forma, una mejor calidad de impresión gráfica. Además, a partir de contar con quien nos solvente los gastos de gráfica, la idea es lanzar una suscripción anual absolutamente accesible, con el objetivo de que los jóvenes que participan del Consejo Editorial puedan recibir un incentivo económico para solventar gastos personales mínimos.

Otro de los talleres destinados a adolescentes y que funciona en nuestro Centro de Día de Pueyrredón 157 y al que los chicos han bautizado con el nombre de “Gepetto”, se confeccionan juegos didácticos en madera destinados a niños de jardines de infantes.

Este proyecto se inicia a partir de un Programa de la provincia conocido como PROYECTO ADOLESCENTE, que en nuestra ciudad beneficiaba a más de 800 adolescentes y jóvenes incorporados a diferentes talleres, y que hace dos años atrás, desde la gobernación decidieron la discontinuidad en toda la provicnia, determinando su baja.

Volviendo al taller “Gepetto”, hoy estamos al igual que con el boletín EL OMBÚ, procurando el soporte económico que viabilice e incentive a los jóvenes para que el producto llegue a los más chiquitos.

 * ¿Cómo perciben que los ve la sociedad? ¿Cómo es trabajar en el ámbito social en Bahía Blanca?

 Realmente no es un aspecto que nos preocupe o en el que nos detengamos a pensar. Y no lo digo desde el concepto o la afirmación “no nos interesa”. Consideramos que debemos proyectar nuestro trabajo más allá de las cuatro paredes de nuestra institución y es lo que venimos haciendo desde hace 26 años, es la manera que nos permite no solo visualizar los cambios que se van produciendo en la sociedad sino adaptar nuestra metodología para estar en sintonía con los mismos. Por otra parte, debemos como institución estar presentes e informando a la sociedad para que por ejemplo, y en lo que tiene que ver con la respuesta que habitualmente el vecino que ocasionalmente se encuentra con un niño, un adolescente, un joven en una esquina que nos interpela a través de la actividad que desarrollan como la mendicidad, venta ambulante, cartoneo, limpia vidrios, nos arranca distintas actitudes, sensaciones. La que prima es la “lástima” que nos provoca. Y a cambio, muchas personas optan por “salvar la situación” y a cambio, entregan una moneda. Consideramos que esto ocurre fundamentalmente por desconocimiento. Desconocimiento de lo que esta actitud provoca en la vida del niño que recepciona esa moneda:

*       Los niños que realizan algunas de las actividades anteriormente señaladas, tienen dificultades para ir o permanecer en la escuela.

*       Perpetúa el círculo de la pobreza.

*       Perjudica, obstaculiza e impide el desarrollo físico, mental, espiritual y social del niño que lo realiza.

*       Tienen limitadas sus posibilidades para jugar y descansar en los lugares apropiados.

*       Se exponen a espacios y situaciones de constante riesgo y vulnerabilidad.

*       Pierden su autoestima.

*       Enfrentan conflictos de adaptación social y traumas.

 También existe el desconocimiento de cuáles son las alternativas que se les ofrece a los chicos atravesados por esta problemática en nuestra ciudad, y que en cierta forma coadyuvaría a la toma de conciencia por parte de las personas, evitando el anclaje a una condición que los anula. Aquí es donde nosotros debemos estar presentes mostrando que hay alternativas, y nosotros somos una de ellas.

Independientemente de este aspecto, sí notamos desde hace unos años un mayor compromiso por parte de los vecinos de nuestra ciudad en lo concerniente a estar atentos, preocupados al detectar la condición de vulneración de derechos en la que pueda encontrarse un niño, y ante la duda requieren nuestra intervención.

 * ¿Cuáles han sido las principales barreras y, por otro lado, los proyectos que aún les queda por realizar?

 Nuestra actividad está plagada de obstáculos, de dificultades propias de la problemática abordada. Internamente el principal fantasma al que hay que superar, erradicar, es el de la frustración. Dado que los cambios que se producen desde el momento de intervenir no siempre son lo rápido y efectivo que uno desearía y más teniendo en cuenta que de ello depende un niño. Por eso en este punto es donde priorizamos el trabajo interno, la capacitación de todo el personal que trabaja en Sueño de Barrilete, que nos permita no solo aunar criterios, enriquecernos teóricamente sobre distintos ejes temáticos sino también fortalecer los vínculos interpersonales, que es lo que en definitiva hace de minimizador ante las dificultades que se van presentando y favorecen el trabajo en equipo.

Con respecto a  proyectos por cumplir, creo que en lo inmediato están prioritariamente los dos que involucran a la etapa etaria de los adolescentes y jóvenes y que ya mencionara durante la entrevista: el Boletín El Ombú y el taller “Gepetto” de confección de juguetes y juegos didácticos en madera.

 * ¿Qué es lo que los caracteriza? Es decir, ¿tiene la institución alguna cualidad que se destaca?

Considero que si algo nos identifica, nos caracteriza, es la capacidad de adaptación a los cambios. Siempre apostamos a más y aunque el NO es una respuesta muy habitual en nuestro ámbito, no la aceptamos como una alternativa válida cuando se trata de favorecer la inclusión de un niño vulnerado en sus derechos.

 * ¿Cuántos chicos han pasado ya por su sede?

Algunos más de seiscientos han participado de las actividades en nuestro Centro de Día a lo largo de estos 26 años, y otro número similar formaron parte del trabajo de los Operadores de Calle desde el ´94 a la fecha. Y lo gratificante no es la cantidad de niños que pasaron por nuestra sede sino en realidad el hecho de poder haber sido un PUENTE entre las circunstancias que lo llevaron a  una situación no deseada en la calle y su inclusión en la sociedad, restituyéndole su condición de niño y/o adolescente.

Obviamente los resultados obtenidos con todos ellos tuvieron sus matices, y con algunos no supimos o no pudimos encontrar la llave que abriese la puerta adecuada para franquear el paso a un camino más esperanzador. De cualquier manera partimos de la convicción que si nuestra entrega esta sazonada por el afecto, en algún punto un brillo de esperanza aparecerá.