sábado, 19 de noviembre de 2011

"EL OMBÚ" - Edición N° 16

Compartimos de esta edición del 15 de mayo de 2009, la columna EDITORIAL, que además formó parte del video con el que se diera lanzamiento al proyecto LUDIBUS.


Según las últimas estimaciones del INDEC, nuestro país tiene una población menor de 14 años de 12,2 millones de habitantes, los cuales representan el 32% de la población total del país. Según estimaciones del mismo organismo, de estos 12,2 millones de niños, el 47% de la población es pobre y el 20% es indigente, el 12% de estos niños no terminará el 6to. Grado y el 38% tiene perspectiva de no terminar el polimodal. En la Argentina 4 de cada 10 niños trabaja y uno de estos 4 lo hace de noche. Se estima que en la Argentina 3 millones de niños trabajan, número que es resultado de un crecimiento del 200% respecto de las cifras existentes hace 5 años atrás.

Exclusión social

"Según la Real Academia Española, EXCLUIR significa dejar a una persona o cosa fuera de algún grupo. Traducido esto a lo crudamente terrenal, a lo cotidiano, lo palpable, sabemos que la mejor manera de hacerlo con  una persona, es transformarlo en un “objeto”. Y en esto, los que diagraman las macro políticas sociales, económicas y particularmente la educativa, son verdaderos alquimistas.

Todos ellos saben (como también nosotros) que EDUCACION = LIBERACION y que EXCLUSION = SOMETIMIENTO. Con esta sencilla ecuación, es fácil darnos cuenta hacia donde caminamos.

Esta cruda realidad está reflejada en nuestros chicos “trabajadores”, en ese niño que a muy temprana edad debió cambiar su mochila y unos pocos útiles, por el carro y el cartón.

Hasta la infraestructura de las mismas escuelas marcan la diferencia, es decir, escuelas de primera para niños “de primera”, y escuelas de segunda para “los otros”, para aquellos que el sistema tiene preparado un estrecho y largo pasillo, donde al final hay una pequeña puerta por la cual sólo pueden atravesarla unos pocos. El destino del resto forma parte de la escenografía diaria que lastima. Niños, familias excluidas. Niños que forman parte de tercera generación de cartoneros, cuyo temprano sueño es subir al carro al lado de su padre. Sueño que se le esfuma en poco tiempo cuando comienza a percibir que su pequeño cuerpo, su mente, no están adaptados para largas noches de reciclaje, sino para el juego, para estudiar, para corretear en los recreos de la escuela. Escuela a la que en un esfuerzo inconciente de superación continúa asistiendo, pero donde se queda dormido por el agotamiento propio del sobreesfuerzo.
Creo que ya queda claro por donde pasa la mayor parte de la solución. Pero mientras los que tienen el poder de decisión definen qué hacer con los unos y los otros, es preciso que se fortalezcan aquellos Programas, Instituciones y Proyectos de Inclusión Social, para que la creatividad, el esfuerzo y la voluntad por transformar, no termine en una tarea absolutamente quijotesca."

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